Acabada tu temporada…¿Sabes descansar?

Ha sido una temporada muy larga, llena de competiciones y de entrenamientos insufribles, por fin se acerca el otoño y con ello el añorado descanso.

Para muchos deportistas, la única motivación que existe para entrenar a estas alturas del año es el pensar en esas dos semanas que van a tener de “vacaciones”.

Cuando hablamos de recuperación nos referimos a un proceso básico de regeneración y reequilibrio celular y de sistemas, que tiene lugar tras las modificaciones sufridas por el desarrollo de una actividad física intensa. Viru (1997) señala que la recuperación cumple una serie de funciones, entre las que destaca como más importantes:

  • La normalización de las funciones.
  • Restauración de los niveles energéticos con un periodo temporal de supercompensación de los mismos.
  • Normalización del equilibrio homeostático.
  • Función de reconstrucción, particularmente de las estructuras celulares y del sistema enzimático.
  • A esta serie de funciones, debemos también añadirle la recuperación psicológica.

La temporada es muy larga, cargada de competiciones y de entrenamientos insufribles, por lo que el desgaste psicológico es muy grande. Durante este periodo tenemos que intentar desconectar de lo que hemos estado haciendo y de esta manera dar un respiro a nuestra mente, para así poder volver a recuperar la motivación por la competición. Si le preguntamos a la mayoría de los deportistas a principios de año sobre que les motiva más para entrenar, tendríamos un respuesta muy clara, “el quedar 'alante en las competiciones”, y si esa misma pregunta se la hacemos en los meses de julio – agosto, nos dirán, “ya solo pienso en que llegue septiembre para así desconectar de todo esto”. Y si hablamos de deportistas profesionales el factor psicológico aún se agrava más debido a que los contratos no son por largas temporadas, el que tiene suerte tiene como mucho dos años firmados, por lo que la inestabilidad laboral hace que aumente el cansancio psicológico.

El descanso es parte de la preparación física, pero en ocasiones no le damos la suficiente importancia. Cuando leemos investigaciones podemos darnos cuenta de que la mayoría de las publicaciones sólo se centran en como entrenar alguna determinada capacidad, pero en pocas ocasiones leemos sobre como afrontar el descanso después de una temporada. Si hacemos un estudio en un grupo de deportistas nos daremos cuenta que cada uno hace una cosa durante estas semanas de descanso. Es por ello que es difícil escribir algo al respecto apoyándonos investigaciones científicas.

 
Después de muchos años viendo como descansan los deportistas, hemos llegado a la conclusión de que el deportista descansa más de la cuenta. Desde nuestro punto de vista, el descanso debe de durar unas dos semanas, durante las cuales el deportista hará una recuperación activa, es decir, de 14 días se entrenará 5 – 6 días. De esta manera el cuerpo no sufrirá el gran impacto que conlleva el para bruscamente. Al igual que para ir cogiendo la forma, tenemos que ir haciendo entrenamientos de intensidad con cargas cada vez más acentuadas, durante el descanso tenemos que hacer una desadaptación poco a poco. Es más, no debemos de alargar mucho el periodo de descanso para así no perder todas las adaptaciones conseguidas durante la temporada y de esta manera poder iniciar la temporada siguiente un escalón por encima de la anterior.

Como hemos dicho anteriormente, lo recomendable es para dos semanas, durante las cuales realizaremos entrenamientos principalmente de carácter aeróbico favoreciendo así los procesos de regeneración del organismo. Estaría muy bien una escapadita a un balneario o a algún centro de recuperación. La permanencia en alturas superiores a los 1800m también favorecen la recuperación gracias a la oxigenación que recibe el cuerpo, pero claro está que durante la estancia en altura no podremos realizar entrenamientos por encima del primer umbral.

Entre la infinidad de posibilidades de que dispone el deportista para afrontar con éxito el camino de la recuperación, resulta destacado el papel de los medios físicos en ese proceso. La fisioterapia moderna dispone de una enorme variedad de factores naturales (sol, aire, agua, …) y artificiales que poseen una elevada actividad biológica y curativa. Algunos de los medios mecánicos existentes son, ocasionalmente, englobados dentro del término mecanoterapia, ya que las mismas se basan en el uso de aparatos muy específicos y en tecnologías en ocasiones altamente sofisticadas.